Allá por el año 1928 en el trascurso de una visita, siendo alcalde de la ciudad D. José Enrique Rosende y Martínez y Arquitecto municipal D. José Blein Zarazaga, para supervisar las obras de reforma y saneamiento en la Iglesia de Nuestra Señora de África. Con ocasión de una visita girada por los señores aludidos a tales obras, encontraron en la cripta del Santuario y en lamentable estado de abandono una talla del Crucificado que, desde el primer momento, les llamó poderosamente la atención por su gran valor artístico.
Alcalde y arquitecto, en estrecha unión con D. Alfredo Meca y Romero, presidente de la asociación de empleados y obreros municipales, coincidieron en la idea de reponer al culto la imagen del santo crucifijo, interesante obra renacentista con resabios góticos, de procedencia portuguesa.
Con la autorización pertinente del Párroco D. Bernabé Perpén Rodríguez se procedió a la limpieza de la imagen, pudiéndose entonces apreciar se trataba de una magnifica talla del siglo XI, de estilo bizantino, del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y uno de los contados ejemplares que en España existen de tal estilo y antigüedad.
De aquí partió todo pues Alcalde y Arquitecto, ahora en estrecha unión con D. Alfredo Meca y Romero, entonces presidente de la Asociación de Empleados y obreros Municipales, coincidieron en la idea de sacar a la luz y rendir el culto necesario a tan maravillosa obra de arte.
En sesión celebrada el 28 de junio de 1928 se acorde hacerse cargo de tal imagen y desde aquel instante la Asociación quedo bajo el patrocinio del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, al que se erigió un altar en el santuario de África y, poco después, en 1931, quedaba constituida la Hermandad de su nombre que en dicho año hizo su primera salida procesional denominada del Silencio en la madrugada del Jueves Santo, pese a la situación antirreligiosa que en aquellos tiempos predominaba en España pues la Republica era proclamada meses después.
En 1951 se reorganiza, incluyendo como nueva titular a la Virgen del Desamparo y trasladándola la procesión a la tarde noche del Martes Santo. En 1952 se aprueban nuevos estatutos.
Tras seis años de ausencia, 1995 recorre de nuevo las calles ceutíes en la madrugada del Viernes Santo, recuperando el carácter de hermandad de silencio.
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