CRISTO es clavado en la cruz; es levantado en el madero. Desde allí, desde lo alto nos ve, nos mira. Pero este CRISTO, este JESUS de la VERA CRUZ, quiere, desea que sus cofrades le acompañen en la «vía dolorosa» de nuestra ciudad; que este pueblo que vibra de amor en esta Semana Santa, le venere y adore en el camino al Calvario, camino de Jáudenes silenciosa, Amargura oscura, bulliciosas O’Donnell y Revellín. Quiere sentir la alegría, antes de morir, de contemplar nuestros ojos amorosos clavados en su Divino Rostro.
La MADRE eleva sus celestiales fuentes hacia JESUS en actitud suplicante. MADRE, tu no quedas desamparada…
Cuando el SEÑOR miró a su MADRE, y dijo
en cruz de compasión interna puesto:
Mujer, presente tienes a tu hijo,
señalando al discípulo modesto;
y a Juan, que en CRISTO el alma y rostro fijo
tenía, y el alma y corazón dispuesto
a su obediencia, dijo: esa es ahora
tu MADRE, MADRE ya quien fue SEÑORA.
Manuel Lancha Galvez
PREGON SEMANA SANTA 1993