El Jueves, a las 12,00 de la noche, salía el Cristo de la Vera Cruz en la llamada «Procesión del Silencio».
Este Cristo no tenía hermandad y su procesión era la más emocionante de todas. Efectuaba su recorrido acompañado por la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor, que quedaba el martes en Virgen de África.
Durante el trayecto se apagaba todo el alumbrado público. Sólo la tenue luz de las velas y el redoble de los tambores para marcar el paso de sus costaleros rompían el silencio.
A su paso por la parroquia de Santa María de los Remedios, la Virgen se recogía y continuaba sólo el Cristo hasta su templo.
Cuando el amanecer sorprendía, ya cerca del templo, al Cristo una voz temblorosa le cantaba:
La blanca Luna se para
al verte en la Cruz pendiente
y un rayo de luz clara
baja a besarte la frente
plateándote la cara.
Hoy en día nos vemos privados de esta salida de nuestra joya ceutí que no debe quedar por sus hijos.
Desidia, despreocupación, olvido, pero lo que sí es verdad es que no podemos renunciar a su salida.
¿Acaso no podríamos sacar a este Cristo en un paso el Viernes de Dolores y recorrer con él el Vía Crucis con que se abre la Semana Santa? Qué mejor ocasión que esta para que todos, hombres, mujeres y niños,
le digamos al Cristo:
Para cantar tu dolor
Ceuta se hace clavel.
La saeta es oración
Que se eleva hasta caer
a los pies del Redentor
¡Sí; Pueblo de Ceuta!, ¡a por él y con él!
José Antonio Gonzalez Perez (Pepe Remigio)
PREGON DE LA SEMANA SANTA 1991